La inteligencia artificial (IA) es la base a partir de la cual se imitan los procesos de inteligencia humana mediante la creación y la aplicación de algoritmos creados en un entorno dinámico de computación. O bien, dicho de forma sencilla, la IA consiste en intentar que los ordenadores piensen y actúen como los humanos.
Para conseguirlo, se necesitan tres componentes fundamentales:
Cuanto mayor sea el parecido al comportamiento humano que queremos conseguir, más datos y capacidad de procesamiento se necesitará.
Desde al menos el siglo I a.C., los humanos se han planteado la posibilidad de crear máquinas que imiten al cerebro humano. Ya en la época moderna, John McCarthy acuñó el término inteligencia artificial en 1955. En 1956, McCarthy y algunos otros organizaron una conferencia denominada «Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence». Este encuentro dio lugar a la creación del aprendizaje automático, el aprendizaje profundo, el análisis predictivo y, ahora, el análisis prescriptivo. También dio lugar a un campo de estudio totalmente nuevo: la ciencia de los datos.
Hoy en día, la cantidad de datos que se genera, tanto por parte de los humanos como por parte de las máquinas, supera en gran medida la capacidad que tienen las personas de absorber, interpretar y tomar decisiones complejas basadas en esos datos. La inteligencia artificial supone la base de todo el aprendizaje automático y el futuro de todos los procesos complejos de toma de decisiones. Por ejemplo, la mayoría de los humanos pueden averiguar cómo no perder cuando juegan al tres en raya, aunque haya 255 168 movimientos únicos, de los cuales 46 080 terminan en tablas. Muchos menos podrían llegar a ser grandes maestros de las damas, con más de 500 x 1018 o 500 trillones de posibles movimientos diferentes. Los ordenadores son extremadamente eficientes a la hora de calcular estas combinaciones y permutaciones para llegar a la mejor decisión. La IA (y su evolución lógica del aprendizaje automático) y el aprendizaje profundo constituyen los cimientos del futuro en la toma de decisiones empresariales.
Se pueden ver casos prácticos de IA en diversas situaciones de nuestro día a día, como en la detección de fraude en los servicios financieros, las predicciones de compras en comercios y en las interacciones de asistencia al cliente en línea. Estos son algunos ejemplos:
NetApp es el referente en materia de datos para el cloud híbrido y, como tal, conoce el valor que tiene el acceso a los datos, su gestión y control. Data Fabric de NetApp® proporciona un entorno de gestión de datos unificado que abarca todo tipo de dispositivos periféricos, centros de datos y varias nubes de hiperescala. Data Fabric permite que organizaciones de todos los tamaños tengan la capacidad de acelerar aplicaciones cruciales, obtener visibilidad de datos, optimizar la protección de datos y aumentar la agilidad operativa.
Las soluciones de IA de NetApp se basan en los siguientes pilares fundamentales:
Además, NetApp ha comenzado a incorporar el análisis de Big Data y la inteligencia artificial a sus propios productos y servicios. Así, por ejemplo, Active IQ® utiliza miles de millones de puntos de datos, análisis predictivos y un potente aprendizaje automático para ofrecer recomendaciones proactivas de soporte al cliente para entornos tecnológicos complejos. Active IQ es una aplicación de cloud híbrido que se creó con las mismas tecnologías y los mismos productos de NetApp que usan nuestros clientes para crear soluciones de IA destinados a una amplia gama de casos prácticos.
¿Quieres seguir aprendiendo? Echa un vistazo a nuestra página de centro de recursos para IA. Mira vídeos, lee blogs y consulta la documentación que te permitirá conocer más a fondo todo lo relacionado con la IA.